21 de octubre de 2010

MANCHADOS DE SANGRE


Las tragedias en el fútbol parecen apoderarse de las víctimas. Muchos son los casos de jugadores que después de un accidente o atentado que los ha dejado incapacitados temporal o definitivamente para el fútbol, son abandonados por la entidad a la que pertenecen, aún teniendo contrato vigente, firmado y oficial. Aunque, la peor parte, es cuando también son abandonados por la sociedad.
El caso más sonado y reciente es el del paraguayo Salvador Cabañas quien tras haber sido baleado en la cabeza en un bar de Ciudad de México, y después de un traumático y largo proceso de recuperación, se encontró con la sorpresa que su club, América de México, no le pagaría los meses de sueldo adeudados y le rescindiría el contrato. Cabañas y su abogado decidieron acudir a FIFA para una salida más digna y justa tras el mencionado atentado que podría dejarlo sin volver a jugar.
Otro caso: el del argentino Fernando Cáceres, ex jugador, ex seleccionado albiceleste y quien iba a ser parte del cuerpo técnico de Diego Maradona en el mundial de Sudáfrica 2010. El “negro” fue asaltado y baleado en un ojo en Buenos Aires. Aún y en silla de ruedas, continúa su lenta recuperación. Tal vez el caso mas increíble es el que vive el arquero de la Selección de Togo, Kodjovi Obilale, quien fue una de las víctimas de un atentado que sufrió el ómnibus que llevaba al plantel a jugar la Copa Africana de Naciones. Kodjovi, que ostenta el récord de haber debutado en su selección con sólo 19 años, recibió dos balazos en la espalda que lo dejaron out del fútbol. Ante este hecho, brilló por su ausencia cualquier tipo de apoyo por parte de la institución organizadora del torneo, la Confederación Africana de Fútbol. Tampoco Togo o Angola se dieron por aludidos a la hora de hacerse cargo de algo, alguito. Al menos Joseph Blatter, Presidente de la FIFA, se comprometió a donar 25.000 dólares por parte de la institución que preside para “aliviar” de alguna manera su dolor. 

Más casos
En Ecuador, Wagner Rivera- apodado tras el atentado Bala Rivera porque nunca le pudieron sacar el proyectil de su cuerpo, fue otra víctima sin apoyo y terminó siendo, además, víctima de sí mismo: Rivera hoy está preso en una cárcel de Quito por drogas.
En Argentina, además del mencionado caso del Negro Cáceres, también cabe mencionar el de Daniel El Chango Cravero, jugador del equipo de Lanús, quien fue blanco de un hecho delictivo más de los que abundan últimamente en la capital argentina, recibiendo dos balazos en la rodilla y otro en la pierna izquierda.
¿Excepciones? el técnico colombiano Luis Fernando Montoya quien fue asaltado y baleado por delincuentes que le dispararon y lo dejaron tetrapléjico en diciembre de 2004. Montoya recibió no sólo enormes muestras de cariño y solidaridad de futbolistas, colegas y fanáticos; sino que ocupará un puesto en la organización del mundial Sub-20 a celebrarse el año que viene en Colombia. Además en estos días, la Federación Internacional de Estadísticas e Historia del Fútbol (IFFHS) nombró a Montoya mejor técnico colombiano de la historia. (recordemos que fue campeón de la Libertadores con el equipo Once Caldas de Manizales en 2004).
Otra excepción es Jonathan Santana, argentino nacionalizado paraguayo quien además de jugar en el seleccionado guaraní, fue titular de los equipos argentinos de San Lorenzo de Almagro y Nueva Chicago. Santana también recibió dos balazos en un asalto, uno en la garganta y otro en el hombro. Gracias a Dios sigue en actividad, aunque la cicatriz que luce en el cuello es impresionante.

Dos cuervos heridos: Casas y Zacarías de San Lorenzo de Almagro, Argentina.
Victorio Francisco El Manco Casa, puntero izquierdo, perdió un brazo cuando estaba estacionado con su auto frente a la Escuela de Mecánica de la Armada, una dependencia militar en pleno Buenos Aires que se ha caracterizado por tener fuertes medidas de seguridad. Casas no escuchó la advertencia de un guardia que abrió fuego e hirió tan gravemente al jugador que lo dejó sin un brazo. Sin embargo esto no le impidió seguir jugando al fútbol. En este caso San Lorenzo se hizo cargo y fue parte del plantel conocido como Los Carasucias junto al “Loco Doval, el “Bambino” Veira, “la oveja” Telch y el "Nano” Arean a comienzos de los años ‘60.
Por último (ojalá sea el último!!!) el caso de Claudio Zacarías quien fue víctima del estallido de una bomba en su propio vestuario en el estadio de Instituto de Córdoba (en la ciudad del mismo nombre en 1987). Fatal e insólitamente el partido se jugó, Zacarías quedó con un brazo más corto, siguió su carrera en otros clubes y luego de un largo juicio que debió ser llevado por razones jurisdiccionales por la Justicia de Córdoba ("justicia" es una forma de decir), no fue indemnizado ya que según la Cámara no había responsables. A él también su club, San Lorenzo, le siguio pagando su contrato y se lo renovó, mientras estuvo impedido de jugar.

13 de octubre de 2010

MEMORIAS DE UN TAL ROBINSON (*)

LOS CÓDIGOS DE MONZÓN. París, mediados de diciembre de 1975. Mucho frio y para colmo cierta nebizca de la que antecede a la nieve. El estadio donde se disputa el torneo de tenis de Roland Garros desbordaba. Alain Delon, organizador del combate entre Monzón y Gratien Tonná se paseaba orgulloso saludando a cada una de las celebridades del ambiente artístico europeo especialemnete francés. Alli estaban Natalie Delon - su ex esposa- Gerard Depardieu, Johnny Hallyday, Catherine Deneuve, Jean Paul Belmondo y lo mejor del jet-set europeo. La mafia marsellesa que respaldaba a Tonná parecia haber manejado el pulso de las apuestas. En caso de ganar Tonná pagaba 8 a 1 y eso no respondia a la realidad. Alrededor del ring podían verse los rostros de hombres que tranquilamente podrían haber protagonizado Contacto en Francia.
Monzón lo derribó antes de ponerlo knockout y cuando esto ocurrió, intenté subir rápidamente al ring. Como la seguridad me lo impidió, llamé a Carlos para que viniera hasta nuestro micrófono de la televisión argentina y,claro, él accedió. Estaba apenas traspirado, apenas jadeante, apenas feliz y frente a la multitud, bajo aquel sonido que impedía escucharse el uno al otro disparé un clásico: “¡Carlos te felicito!, gran triunfo, gran actuación, el título sigue en tus manos, etc, etc, etc”. Monzón, agachado, respondió hosco : “¡Que felicitación ni felicitación!, se tiró este cagón... es un cagonazo!, se tiró... Apenas le apoyé la mano y se zambulló. Un hijo de puta…”. Para los códigos de Monzón no se celebra un triunfo cuando un rival se tira. No le valió ni para la felicidad del momento. Hasta la próxima y suerte al salto!. EChB.
(*) Se trata de Ernesto Cherquis Bialo, Director de la revista El Gráfico entre el 28 de marzo de 1963 y el 31 de diciembre de 1990. Durante años este periodista, que entró en la Editorial Atlántida como pasante en su calidad de egresado de la primera promoción de la Escuela del Círculo de Periodistas Deportivos, firmó con el sobrenombre de "Robinson". 
BUSCAR LAS SIGUIENTES ANECDOTAS EN LAS PÁGINAS INTERIORES...CLIQUEANDO EN LA FOTO DE E. Cherquis Bialo

6 de octubre de 2010

¡Basta de simular!

Avergonzado, advierto cada vez con más frecuencia y cada vez en mayor cantidad de países -preferentemente del súper desarrollo profesional y especialmente latinoamericano- una marcada falta de respeto por parte de los jugadores a todo el mundo. Simular, exagerar una falta con caídas acrobáticas, contabilizar las amarillas del rival para que el árbitro expulse, buscar a los rivales que ya están amonestados para provocar la segunda amarilla, protestar airadamente, no aceptar las disculpas de un adversario , celebrar un gol tras la ejecución de un penal (sólo admisible legítima y éticamente cuando un penal define), celebrar y adjudicarse la autoria de un gol en contra por un rival del otro equipo y celebrar un gol propio con actitudes de burla para los rivales y los aficionados del equipo contrario, pueden sintetizarse en un término: se trata de personas fraudulentasEstamos de acuerdo: vivimos en un fútbol súper profesional, con poco margen de tolerancia, muchas exigencias, muchas presiones, un gran estrés y un periodismo que no desaprovecha el sobredimensionameinto de estas circunstancias para jugar con coberturas periodísticas de tintes  catastróficos, amarillos, columnas determinantes, opiniones severas y hasta un backstage poniendo en la boca de los protagonistas todo aquello que abone la idea de la crisis, del caos y del colapso. La catástrofe siempre vende. Un técnico cuyo equipo va perdiendo un partido no merecerá otra pregunta durante el transcurso del relato que: “…¿Seguirá fulano como técnico de…?”. Una no muy convincente actuación de un jugador incorporado por una cifra considerable podría siginficar otra pregunta: “¿Fulano de tal es la solución o habrá que buscar en los jugadores juveniles?”. La dirigencia al ver y escuchar, leer y tomar contacto con el público siente debilitado su verdadero poder. Seria así: "si la TV dice, la radio dice, los diarios dicen, los sitios Web y los foros dicen, deberé dar por cierto que todos los dichos multiplicados por tantos medios son una verdad incuestionable. Cualquier comunicólogo salido de cualquier Universidad de Ciencias de la Información sabe que una mentira multiplicada por mil, pasa a ser una verdad para la opinión pública.  En ese mundo, la única idea posible es ganar. El que gana sirve y el que pierde carece de todo mérito. Esta idea resultadista fatalmente absurda e injusta le exige a los jugadores a comportarse de cualquier manera con tal de ganar. Y en el "de cualquier manera" va implícito la detestable tendencia de simular, exagerar y hacerle creer al referí, que debe decidir en el mínimo de segundos posible, sobre algo que parece existir y no existe. Y si puede hacer expulsar a un rival, creerá hacer un gran servicio a su equipo por cuanto hacer echar a un adversario no es otra cosa que quedar en ventaja numérica, cuando en realidad está perjudicando a un colega, dándole la espalda al cumplimiento de ciertos códigos que son todo lo contrario de lo que realmente hacen en el campo. Y perjudicar, obviamente, al espíritu deportivo que es lo que es/debería ser el fútbol en definitiva: un deporte con todo lo que ello implica.