¿Cuántos calificativos, o mejor dicho qué otro calificativo podría usarse para capturar y resumir a este mágico Lio Messi?. Este pequeño gigante sigue deslumbrando y sorprendiendo en cada partido. Sigue rompiendo records y juega con la misma desfachatez que como si estuviera en un picadito en el barrio en su Rosario natal.
Tras el tercero de los cuatro clásicos en España,(o clásicos del fútbol del mundo) este miércoles, Lio frotó su lámpara e hizo añicos la defensa, el ánimo, a Mourinho y a todo Real Madrid.
Con dos golazos el nene puso al Barça casi en la final de la Liga de Campeones en el propio Bernabeu, de donde el equipo merengue se retiró en silencio, bajo la mirada de los 2441 barcelonistas (ése fue el número de entradas que se le dio al equipo de la ciudad Condal) y algo más de 77000 hinchas locales.
Los Culés le ganaron claramente a un Madrid que no pudo hacer mucho y que si no fuera por el enorme arquero Iker Casillas (campeonísimo mundial con la roja este mismo año), la diferencia hubiera sido mayor.
Tras los dimes y diretes antes del encuentro, en el cruce de munición gruesa y provaciones. Todo había comenzado en el bando madridista, desde donde Jose Mourinho criticó y fue durísimo una vez más con Pep Guardiola y este, por primera vez, perdió los papeles no la dejó pasar y también constestó con una municion de parecido grueso calibre. En esta contienda el ganador fue una vez mas el Blaugrana: Guardiola dijo que contestaría en la cancha. Con futbol. Y asi fue…contundentemente.
Pero volviendo al argentino -que lo que importa es lo que pasa en la cancha, con el balón rodando y tratando de hacerlo entrar en los arcos- Lio hizo arte. Le alcanzaron dos genialidades para seguir manteniendo al Barcelona en ganador y sin dudas, como mejor equipo del mundo. (Lleva 52 goles en 51 partidos). Gracias Messi por tanto fútbol y tanta magia.
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