DIRECTORES TECNICOS EN EL BANQUILLO

Sonrisas y lágrimas dejaron las performances de los técnicos de las selecciones latinoamericanas en el último mundial.

Por orden alfabético: Argentina y Brasil. Los dos “luchadores de Sumo” de Sudamérica, que se volvieron antes de lo previsto; en ambos casos la expectativa era regresar en el último vuelo del domingo 11. A pesar de esta coincidencia de resultados, las reacciones de seguidores y opinión pública (que no es lo mismo pero es igual) en los aeropuertos de Río y Baires fue totalmente opuesta… y la alegría no fue brasileña. A Dunga lo recibieron con abucheos y huevazos - aún cuando el técnico ya había presentado su renuncia-; a esto se le agregan los siempre lamentables e injustificados actos de violencia (caso del jugador Felipe Melo a quien le rodearon la camioneta a la salida del aeropuerto de San Pablo y casi lo linchan de no haber sido por la intervención policial), todo envuelto para regalo en papel periódico con críticas varias, impresas y firmadas. Posdata: Brasil busca técnico y al elegido se lo anunciará en las próximas semanas.

Lo de los fanáticos argentinos fue conmovedor y emocionante (lo de espontáneo, se los debo). Más de veinte mil fueron al aeropuerto a recibir a Maradona y a sus jugadores aún después de esa goleada histórica ante Alemania en el último partido que le selló los tickets de vuelta. Por si quedaran dudas del apoyo incondicional que las voces más sonoras le propician al Pelusa, la AFA le ofreció cuatro años más de dirección técnica, cuestión que se terminará de decidir en unos días. Mientras tanto, en la otra punta de la ciudad (en realidad del Gran Buenos Aires), el ex diez sigue enclaustrado tratando de digerir el mal momento junto a algunos seguidores que en la puerta de su casa (a temperaturas polares) insisten en el apoyo. Todo dramático como debe ser en el país que inventó el tango.

Crucemos los Andes: Chile tiene a Bielsa en un pedestal y es muy probable que el loco se quede hasta Brasil 2014. El técnico de nacionalidad argentina ya le había devuelto la alegría al pueblo chileno con la clasificación a Sudáfrica; dentro de ese nivel de expectativa, el 10mo puesto fue consagración total. Es por eso que volvieron a Santiago por la puerta grande, con alfombra roja para recibir a su selección en un país desacostumbrado al podio futbolístico internacional.

En Paraguay pasa algo similar. El Tata Martino despertó respeto e idolatría (otro caso de regreso con gloria, confirmado en la Casa de Gobierno junto al Presidente Lugo). La albirroja logró llegar a cuartos de final y ya es un hecho que el DT renovará contrato.

La guinda del postre es el maestro Oscar Washington Tabarez quien devolvió a Uruguay a los primeros planos de su rica (y hasta Sudáfrica olvidada) historia futbolística. El cuarto puesto para la celeste fue casi tan festejado como el título que se llevó España. Medio millón de personas vivaron al maestro y a sus soldados quienes fueron recibidos por el presidente José Pepe Mujica en el Palacio Legislativo de Montevideo.

México es el polo opuesto a los últimos tres casos. Sigue cargando con una cruz que se clava en el quinto partido y los devuelve a tierras aztecas indefectiblemente. Pesadilla conocida y cíclica. Su técnico, el vasco Javier Aguirre, presentó su renuncia que fue aceptada. Fácil y obvio. Hoy el tri está buscando sustituto y una convención de hechiceros que rompa el maleficio.

Honduras, volvía a la cita mundialista después de 28 años, sabiendo que la tarea era ardua -y tanto!, entre sus compañeros de la primera rueda estaba nada menos que el que saldría campeón 30 días más tarde de empezado el Mundial- así que su DT, Reinaldo Rueda volvió silbando bajito y hoy su futuro estaría en Ecuador.

En el libro Martín Fierro de José Hernández, el gaucho sabio y sagaz recomienda: “Hacete amigo del juez y no le des de que quejarse…”. Si hoy el juez es la prensa/opinión pública, se entiende porqué a iguales expectativas e iguales resultados, diferentes recibimientos. Si el juez es la lógica y el trabajo limpio, también se entienden algunos recibimientos. ¿Qué vara los mide; con que vara medimos; y lo más importante (tal vez) quién nos lee las instrucciones de uso de la vara?.-